jueves, 20 de marzo de 2014

Decálogo de la educación cristiana

Una tarea muy bonita para mi materia de Pastoral Educativa. Como toda tarea que he hecho últimamente, es una buena oportunidad para expresar lo que es más valioso para mí. Esta vez teníamos que redactar nuestros propios mandamientos de cómo debe ser la educación en las escuelas llamadas "de inspiración cristiana".

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Decálogo de la educación cristiana

1. Amarás y educarás en el amor y para el amor.

Siendo el amor el principal mandamiento de Cristo, el cual lleva todos los demás a su plenitud, es indispensable que su vivencia y enseñanza impregne toda la actividad educativa. El deseo de amar está inscrito en el corazón del hombre, de modo que la formación en el amor es esencial para formar personas íntegras con deseo de trascendencia.

2. Buscarás la verdad con toda la sinceridad de tu corazón.

Que se haga énfasis en la importancia de buscar la verdad, para que toda enseñanza tenga fundamentos sólidos. Lo que se enseña no debe ser algo impuesto u obligatorio: cada alumno debe ser guiado en el proceso de descubrir poco a poco la verdad de las cosas, aunque ello implique reconocer, por ejemplo, los errores de la Iglesia. Pero el amor a la verdad evitará conceptos erróneos y llenos de prejuicio.

3. Formarás a todo el hombre, considerando y respetando todas sus dimensiones.

El hombre está en permanente camino de perfeccionamiento. La educación debe tomar en cuenta la riqueza y complejidad del cuerpo, alma y espíritu humano, de modo que el proceso educativo reconozca las habilidades, dones y facultades humanas y las oriente a su pleno desarrollo. Implica también que exista un trato respetuoso y personalizado al alumno, respetando su dignidad y libertad personal.

4. Dialogarás con el que es diferente siempre con caridad y comprensión.

Actualmente es necesario aprender a entablar diálogos que busquen, ante todo, la unidad de los hombres a partir de lo que es valioso para todos. La educación debe considerar la necesidad de diálogo y enriquecimiento mutuo, haciendo todo lo posible por crear espacios de comunión.

5. En todo momento buscarás dar testimonio de vida.

Expresar, con obras más que con palabras, aquello que Dios hace constantemente en la vida personal, de modo que pueda ser un punto de referencia para conocer la gracia y acción de Dios.

6. Promoverás relaciones sanas con Dios, así como espiritualidades maduras y fecundas.

No sólo es buscar que las personas tengan un encuentro con Cristo, sino que debemos velar por el desarrollo espiritual de las personas, de modo que la fe de los alumnos sea fecunda y dé motivación para transformar el mundo y buscar la plenitud personal. Deben evitarse las posturas erróneas que conduzcan al anti-testimonio. La vida espiritual está en constante desarrollo y profundización.

7. Harás visible la importancia del servicio a los demás.

Buscar momentos de atención a las personas más necesitadas de la sociedad, ayudando a que cada alumno experimente personalmente el valor de la entrega generosa a los demás, para facilitar así su compromiso por la transformación del mundo.

8. Te formarás permanentemente en conocimiento de ti mismo, del mundo y de Dios.

Alguien responsable de la educación cristiana debe ser consciente de la importancia de la formación permanente, pues todo cuanto hay en el corazón se refleja durante los momentos de enseñanza. Una persona con salud emocional y espiritual, informada sobre la situación del mundo y de la Iglesia, puede comunicar más eficazmente el mensaje sobre Dios y el hombre. Este mandamiento es una invitación a trabajar continuamente por superar los propios defectos.

9. Estarás comprometido con el mundo y con los habitantes del mundo a quienes estás educando.

Tener consciencia de la importancia de hablar de paz y justicia, transmitiendo las bases de la doctrina social de la Iglesia, de modo que poco a poco existan más personas dispuestas a poner en práctica los valores del Reino en medio de la realidad en la cual se encuentran.

10. Promoverás y reconocerás el valor de la familia, trabajando por restaurar la "célula primaria de la sociedad".

Es un trabajo de restauración, sanación y reconciliación. La educación cristiana está comprometida con cada alumno, pero también con cada familia. Hay que poner herramientas al alcance de las familias para guiarlas hacia lo que están llamadas a ser: Iglesias domésticas donde Dios se hace presente a través del amor que existe entre cada uno de sus miembros.

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Esa es mi propuesta, ojalá les haya dado alguna buena idea.

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